miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuando ser cabezon se convierte en arte

Primero antes de nada recomendar que nada de lo que aquí se diga se realize en casa, esto es algo que lleva muchos años perfeccionar y convertirlo en arte, y conlleva muchos peligros, para tu salud mental.
puestas ya las advertencias y recomendaciones medicas vamos al tema, está claro que casi toda la gente que me conoce sabe que domino el asunto, desde que tuve mi primer encontronazo con el dichoso medico que insistía por que abandonara la barriguita de mi madre, con lo bien que estaba, seguidamente con otro médico que se empeño en decirme que ya no debía seguir chupando teta, todavía me acuerdo de sus santos, el caso es que ya son muchos años, ¿Genes? quien sabe muchos dicen que sí, yo creo que algo tiene de verdad, pero otra causa es la rebeldía también llevada a extremos muy peligrosos, el caso es que no es santo de mi devoción ser así, pero reconozco que gracias a este arte conservo muchos de mis amigos, no abandono cuando la mayoría de la gente se rinde, no me conformo con aceptar las cosas por que sí, todo tiene un motivo un por que, es posible no digo que no, que a veces si hay que desistir, pero ahí es donde entra el juego de convertir la cabezoneria en arte, no sé darme por vencido, se cuando hay que luchar, sé cuando vale la pena dejarse la piel por algo o alguien que si vale la pena, el caso es que a veces pierdo, pues las cosas por mucho que luches a veces no salen, hay otros factores que no puedo controlar y que tienen también su por que y su razón, y ahí es cuando entra el dichoso fantasma del respeto, y tienes que dejar de ser cabezón, para no pisotear.
Que difícil desprenderse de este arte, cuando lo conseguido no es realmente lo que quieres, cuando lo único que consigues es alejarte de lo que deseas, y pierdes otras salidas que podrían enriquecer tu vida, suena a contramedida para no enfrentarse a nuevas experiencias que podrían cambiar tu vida, al final resulta ser mas fácil ser cabezón, y seguir en tus trece aún sabiendo que es el camino mas doloroso, pues basta ya. Para este año que está prontito por empezar, me hago una propuesta y es la de convertir el arte de ser cabezón en una simple y mundana actividad cerebral, con las menores consecuencias para mi salud mental.
Que dios y San pedro me ayuden en este proposito, será un duelo de titanes, menudo soy yo.

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